Todo el mundo dice que la música te transporta, te lleva hasta lugares que nunca pensaste que ibas a recordar. Un olor, una risa, ese tono de voz. Tu novia, tus amigas, esa banda que te mueve el piso, que te transporta. Ese cantante que cada vez que escuchás medio acorde de una canción ya te emocionás, porque es tuyo: lo hiciste tuyo.
Directa o indirectamente escuchás esa voz y es tuya. Estás en casa.
Me consta que es una locura lo que estoy diciendo... sé que estoy loca.
Estamos todos de acuerdo en que la música te lleva a otro lado. Te lleva a ese momento que viviste. A ese primer beso. A la primera charla con tus mejores amigas. A la primera charla seria con tus mejores amigas. A ese día de las vacaciones que viviste con tus viejos que te encantó. A el primer día de primaria. O al último... te lleva a lugares a los que querés ir, y a otros a los que no. Te transforma. Escuchás una tecno y te ponés hiperactiva, querés salir a bailar. Escuchás una de Arjona y te ponés melosa como vos sola. Escuchas una de Slipknot y solamente queres salir a aniquilar gente. La música te transforma, te transporta, te lleva, te deja ahí y te pasa a buscar.
