
El tiempo no habia conseguido inmunizarme contra la perfeccion de su rostro, y estaba segura de que nunca sabria valorar lo suficiente todos sus aspectos. Mis ojos se deslizaron por sus palidos rasgos: la dureza de su mandibula cuadrada, la suave curva de sus labios carnosos, ahora torcidos en una sonrisa, la linea recta de su nariz, el angulo agudo de sus pomulos, la suavidad marmorea de su frente, oscurecia en parte por un mechon enredado de pelo broncineo, mojado por la lluvia. Deje sus ojos para lo ultimo, sabiendo que perderia el hilo de mis pensamientos en caunto me sumergiera en ellos. Eran grandes, calidos, de un color dorado, enmarcados por unas gruesas pestañas negras. Asomarme a sus pupilas siempre me hacia sentir de un modo especial, como si mis huesos se volvieran esponjosos. Tambien me noté ligeramente mareada pero quizas eso se debio a que habia olvidado seguir respirando. Otra vez. El rostro que me cortaba la respiración. Su rostro.
(Se lo dedico a todas aquellas que, como yo, se enamoraron de la perfección de este vampiro, y desde ese momento, buscan por la vida como si fueran Bellas, a su Edward ideal)
Eclipse, by Stephenie Meyer.